domingo, 23 de diciembre de 2012

Para Guido

estaba solo en una mesa comiendo una pizza. se me acercó y preguntó si se podía sentar conmigo. se llamaba guido, tenía 91 años y me dijo que tenía una rebelión dentro de él que lo obligaba a estar siempre activo. me contó que vivió en el amazonas, en nueva york, que tenía parientes en copiapó (chile) y que había sido gerente en aerolíneas argentinas, pero no la de ahora, sino la de antes. me dijo que todos los días salía a caminar, que leía libros complicados, no novelas, sino libros que lo obligaran a pensar, que era el mejor ejercicio para su mente. me dijo que había sido remero por 20 años y que por eso estaba tan jovial y tan despierto, que todo está en la cabeza, que la vida pasa por la cabeza. en mi cabeza se repitió la idea de que tenía una rebelión dentro de él. lo invité a un café, me dio las gracias. a mitad de la conversación me sentí siendo él y me gusta pensar que él se sintió siendo yo. cuando nos despedimos me deseo buena vida y yo en mi cabeza le dije que conocerlo fue una sensación que me dejó con un nudo en la garganta.

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